martes, 16 de febrero de 2010

Luis Doland en la Senda del Tiempo




















Modificar la ecuación espacio-tiempo a día de hoy es algo imposible, o como dijo Heráclito el Oscuro, "nadie se baña dos veces en el mismo río". Cambiarse simplemente de provincia y dejar que pasen ocho o diez años, convierte en pasado a seres humanos y lugares que en algún momento tuvimos muy presentes ¿y esto es, bueno o malo? Simplemente "es", forma parte del Universo, las circunstancias cambian a cada momento.

Pero hay una solución humana y cómoda por lo parcial para que los seres humanos y los lugares no se conviertan en pasado de una forma abrupta y total; en cuanto a los lugares, hacerles una foto y mirarla de vez en cuanto -no me vale lo de volver a ellos, una calle o una plaza, con las obras oportunas, será pasado en poco tiempo-, y en cuanto a los seres humanos, llamarlos por teléfono o contactar con ellos mediante una red social -por ejemplo-, los trasladará en el acto del pasado al presente. ¿por qué creéis que el facebook te permite "buscar amigos"? Muy fácil; con lo simples apellidos de tus compañeros del colegio volverás a tenerlos en el pupitre de al lado, pasándoles "notitas" desde tu pupitre -tu ordenador-, sin el inconveniente que representaba la maestra siempre dispuesta a interceptar la correspondencia -a la maestra no la vas a agregar-. Quien inventó el facebook sabía muy bien lo que hacía.

A Luis Doland no le he permitido convertirse en pasado, y digo esto siendo muy consciente que no es persona sobre la que uno pueda tomar decisiones fácilmente, aunque bien es cierto que a mí me lo va consintiendo, muy posiblemente porque sabe que estar en mi presente forma parte de un proceso altamente selectivo que llevo de conservación de mi pasado, a través del cual sólo salvo a personas y lugares que merecen para mí, llegar hasta el momento actual, y a las cuales veo también en el futuro.

Podría contar cómo conocí a Luis Doland, pero honradamente casi ni me acuerdo. Lo que sí puedo recordar es cómo amanecía en mitad de Castilla, él conduciendo la furgoneta, yo en el asiento de al lado tanteando la guitarra y fumando "Davidoff" y detrás una orquesta completa dormida en los asientos y los jergones de la Peugeot. Luis me contó historias complicadas de situaciones llevadas al límite que marca aquello que uno cree que es justo y en las cuales a veces uno mismo tiene que sobreponerse a sus deseos por hacer lo que debe. "A las tres de la tarde a cuarenta grados quieres dormir la siesta, pero coges el coche y te vas a tomar un café caliente porque tienes que dominarte a tí mismo; no le des al cuerpo lo que te pide". Tal y como lo cuento parece una chorrada, pero cuando Luis me lo contó los demás dormían, por eso sólo lo se yo.

El trato con Luis Doland no estaba exento de cierta truculencia a veces casi hipnótica, pero siempre sabía uno a qué atenerse, posiblemente eso sea ser jefe.
Y ahí sigue, tomando café negro, muy posiblemente los años le han afianzado las ideas pero le han dulcificado el carácter. Lo que en su día fue presente hoy son recuerdos, y con Luis se recuerdan bien las cosas. Hay quien dice que "recordar es la forma más baja de conversar". Yo no me lo creo, al menos cuando hablo con Luis, recordar es leer el libro del pasado con unas gafas nuevas.

Y nos veremos, creo que no nos vamos a dejar ir el uno al otro, puede ser incluso que en otra reencarnación volvamos a tener otra orquesta de baile, pero esta vez seremos socios, que este hombre es un buen negociante como para asociarse con él. Ahora me voy a sentar a ver cómo gana sus batallas, porque a día de hoy creo que Luis Doland forma parte de la sacudida social y cultural que necesitan muchos lugares de este país. Difícil lo tiene, pero lo bueno de este hombre es que es de los que no se cansa. Atrás quedan esos viajes a pueblos en los que descubríamos una catedral que no sabíamos que estaba allí, la tierra del Cid, "los Tremellos", aquel camping de Carabias con una banda de músicos locos que escucharon desde detrás de una puerta la derrota estrepitosa de un caballero británico... y se escojonaron de él, Dori llamándome ¡jilipoyaaaaaas! de una forma que era imposible no entender... en fin, "pa habernos matao", que decía el chachi. Un par de años de recuerdos y experiencias compartidas en ese oficio en vías de extinción que es el de músico de verbena.

No estaré en el balcón, no me pertenece, pero tú sí estarás en otro balcón, el del presente. Así es el negocio.

Salud y suerte Luis Doland.

Por cierto, esta foto de arriba es de Londres, el cambio de la Guardia, por lo que tú y yo sabemos.

1 comentario:

LUISDOLAND dijo...

Es para mi un honor y tu lo sabes amigo mio, que dediques unos minutos de tu preciado tiempo en hacer algun comentario como puedo comprobar muy benevolo sobre mi persona.-
Creo que el espacio que me otorga este apartado es demasiado pequeño para poder corresponderte con otro comentario justo, pero sabes de corazon amigo Rodolfo que para mi eres el personaje mas elegante correcto y caballero que he tenido el gusto de conocer, que sintiendo envidia sana de tu verbo y de tus formas intento tomarte como ejemplo e imitarte , hecho del todo imposible porque sir "RODOLF" solo hay uno y ese lo eres tu.-
Huelga recordar esos momentos tan entrañables que convivimos juntos y que hoy me llenan de nostalgia y huelga mucho mas constatar que nuestra amistad se encuentra apoyada sobre unos pilares solidos e indestructibles siempre increscendo , porque de si algo estoy seguro, es de que eres el mas grande de entre los grandes y que a tu lado es un magnifico placer estar y hablar, por que ten por muy seguro que cada vez aprendo mas de ti.-
Es logico que Dios haya querido premiarte con esa maravillosa esposa e hijos de los que tan justificadamente te sientes tan orgulloso.-
Creo Rodolfo que sobran las palabras , solo decirte que a ese balcon que tu y yo sabemos quieras o no subiremos juntos sencillamente porque te lo mereces y porque me sentire orgulloso de ello.-
Eternamente Gracias por tu amistad