sábado, 16 de octubre de 2010

Unmounting ZP

La verdad es que se ha liado muy seria el día de la fiesta nacional, de la Hispanidad o como queramos llamarlo. El presidente del gobierno ha sido abucheado en el acto de homenaje a los Caídos.
Me han dicho: ¿por qué no escribes lo que opinas acerca del tema? y yo he respondido que sí, y me he puesto a ello.

En primer lugar, ¿se puede abuchear a un presidente del Gobierno? Legalmente parece ser que sí, moralmente yo lo veo más discutible, pero es una conducta socialmente admitida, por lo que se ve, y amparada por la libertad de expresión como manifestación de descontento, así que no hay problema. A mí nunca dejará de dolerme que en España nos decepcionen las cosas como para tratar así al jefe del Gobierno, sea quien sea. ¿Alguien abuchea en USA a los presidentes? Sospecho que no, no sé si será porque son jefes de Estado al mismo tiempo, cosa que aquí no ocurre, o porque la conciencia cívica y de nación es otra. Pero vamos a ello, aquí es algo que se hace de vez en cuando.

¿se merecía que le abuchearan este hombre? Yo creo que si es una conducta socialmente admitida y el hecho de que sea un mal gobernante lo justifica, sí que se lo merecía sin duda, al menos para un porcentaje amplio de la sociedad, o al menos para el porcentaje de la sociedad que se hallaba allí presente y dentro de los allí presentes para quien lo hizo, porque supongo que no fueron todos. Por supuesto, interrumpir ese momento de homenaje a los que han dado su vida por servirnos a todos, es execrable, y a este respecto no diré más porque mi postura es clara y enérgica.

Y ahora viene la cuestión; Visto que en un principio se lo merece, ¿se le debe abuchear? Para mí, no, ni a él ni al que hubo antes ni al que venga después. A un hombre que tiene cinco, siete o diez millones de personas dispuestas a darle su voto, no se le debe humillar públicamente, sea de la ideología que sea y se llame como se llame. Lo que se debe hacer con él es criticarle con la palabra, en los medios, en la red, y al final, ir a las urnas y votar a otro para echarle. Sin más.

En este país el respeto es algo que prácticamente ha desaparecido de nuestras vidas, porque para empezar, nos respetamos muy poco a nosotros mismos. Uno de los males que muchas personas achacamos a los políticos, es que están consiguiendo que la enemistad que se profesan unos a otros, pase a los ciudadanos, creándose una fractura social entre simpatizantes de un partido y otro. Así se consigue algo terrible, y es que puede gobernar casi cualquiera que tenga la capacidad de enfrentar a los grupos sociales. Lo que se vende en la política de hoy, no es la bondad de uno mismo -hemos visto que puede llegar a ser prácticamente inexistente en un político-, sino la maldad del contrario.  Esto es más grave de lo que parece.

Abuchear a un presidente no deja de ser a fin de cuentas, pitar a la decisión de varios millones de personas. Yo creo que no debe hacerse, aunque el gobierno sea a día de hoy poco presentable. Si nos pusiéramos a enumerar lo pésimamente que hacen las cosas, no acabaríamos, aunque en la política española siempre hay una máxima; hay algo para lo que todo político español está sobradamente preparado, y ese algo es ser infinitamente más nefasto que su antecesor en el cargo, de tal manera que sea quien sea el próximo, puede ser sin sonrojarse mucho peor, -esto no es ciencia ficción aunque pueda parecerlo-. Lo de la ley que van a sacar ahora para evitar que vuelvan a silbarles, me parece una broma de mal gusto. El hecho de que opinemos que no se debiera hacer, no significa que nadie tenga derecho a silenciar la voz del pueblo, por inoportuna o desagradable que pueda resultar a veces en sus manifestaciones.

De todas formas, y como aquí se arregla todo, yo os voy a decir lo que haría con los políticos.  Disolvería todas las cámaras y convocaría nuevas elecciones con una sola norma para el que quisiera entrar en política: El sueldo de los políticos iba a ser exactamente el mismo que apareció en la última nómina de su actividad profesional anterior. De esta forma, habría quien ganaría un buen dinero, otros 80.000 pelas de las de antes... y otros 0. Ya veríais como muchas caras cambiaban. Sencillamente, en el Congreso se sentarían otros, de los que hay ahora, muy pocos quedarían allí. ¿sabéis cuánto gana al mes el actual alcalde de Nueva York? Un dólar. El tal señor Bloomberg -multimillonario a la sazón-, considera que ser alcalde de esa ciudad es una cosa que ha de darle prestigio, no dinero. Y algo parecido es lo que yo haría con los políticos de aquí. Lo que no se puede es saltar de las aulas de la universidad al aparato de un partido político, y de ahí a un gobierno sin haber tenido nunca ni oficio ni beneficio, porque eso no prepara para gobernar, y no es ético. Un político no puede ser alguien que si no está en política no come, eso es contraproducente. De la política uno no debería salir ni más rico ni más pobre que lo que entró, porque la política no debiera ser una profesión bajo ninguno de los conceptos. Y luego otra cosa. Nadie más de ocho años en un cargo electo, y desde luego, listas abiertas, y un ciudadano, un voto, eso de las circunscripciones es una tomadura de pelo.

En fin, mejor lo dejamos aquí. Que paséis buen domingo.  

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